Rawls: en la búsqueda de una sociedad más equitativa
Hemos tenido la oportunidad de examinar de manera condensada la Teoría de la Justicia de John Rawls, la cual parte de una visión diferente del planteamiento contractualista.
El ejercicio desarrollado por Rawls está alejado de los planteamientos históricos y de las situaciones coyunturales propias de cada individuo. Se trata de un ejercicio mental para concebir cuáles serían los valores deseables en una sociedad respecto a la ordenación del Estado.
Este ejercicio parte de la denominada posición original. Una situación hipotética en la que un grupo de individuos deseosos de constituir una sociedad se encuentra frente a la toma de decisiones respecto de la cual se decidirán los valores que guiarán dicha sociedad, una especie de ejercicio constituyente. Estos constituyentes a su vez están sometidos a un muro insalvable en su conocimiento, algo que Rawls denomina “velo de la ignorancia” en donde los individuos desconocen su situación particular dentro de dicha sociedad, es decir desconocen si son ricos, pobres, atractivos, poderosos, enfermos, etc. Esta situación conlleva que psicológicamente estas personas razonables, buscarán la manera de disminuir el riesgo producto de pertenecer a una población desfavorecida apostando a salvaguardar valores mínimos que garanticen la equidad, no la igualdad.
En este sentido la lectura de “La justicia como equidad” se enmarca en una concepción de la justicia social en tanto que equitativa; garantizando igualdad de libertades, oportunidades y solo las desigualdades mínimas para beneficiar a los menos favorecidos sin sacrificar los dos puntos anteriores. Respecto a la igualdad de libertades Rawls señala:
“A partir de aquí decimos: primero, que las libertades políticas iguales y la libertad de pensamiento capacitan a los ciudadanos para desarrollar y ejercer esas facultades a la hora de juzgar la justicia de la estructura básica de la sociedad y sus políticas sociales; y, segundo, que la libertad de conciencia y la libertad de asociación capacitan a los ciudadanos para desarrollar y ejercer sus facultades morales a la hora de formar y revisar, y a la hora de perseguir racionalmente (individual o, con mayor frecuencia, en asociación con otros) sus concepciones del bien. (Rawls, La justicia como equidad, p. 76)
Explica posteriormente con dicha igualdad da pie al segundo principio de igualdad de oportunidades:
“El valor equitativo de las libertades políticas asegura que ciudadanos similarmente dotados y motivados tengan aproximadamente una oportunidad igual de influir en la política del gobierno y de alcanzar posiciones de autoridad, independientemente de su clase económica y social.” (77)
El objetivo final de este ejercicio no es otro que determinar qué valores serían aceptados en una sociedad bien ordenada, de cara a establecer en nuestra sociedad fáctica e imperfecta que principios deberíamos perseguir:
“Si los ciudadanos de una sociedad bien ordenada han de reconocerse mutuamente como libres e iguales, las instituciones básicas deben educarles en esa concepción de sí mismos, y deben asimismo exhibir y alentar públicamente ese ideal de justicia política.” (p. 88)
La Teoría de la Justicia de Rawls como filosofía práctica nos guía en el camino correcto en la búsqueda del establecimiento de sociedades más justas, a la vez que propone alternativas a otras formulaciones como el utilitarismo. Por otro lado, no se agota en la igualdad, ni en el beneficio de las mayorías, sino que reconoce la desigualdad y apuesta por la equidad como solución de las diferentes situaciones humanas dentro de la sociedad.