Nuestra especie ha demostrado una preferencia especial por la categorización de las cosas, el rasgo más evidente lo encontramos en el dualismo primordial: ¿Bueno o Malo?
Esta mañana camino al trabajo ó quizá mientras preparaba el desayuno, pudo usted ojear el periódico. Quizá no fuera un diario en realidad, pero nos sirve como ejemplo a lo que buscamos ilustrar. Usted es bombardeado por información constantemente.
A diario debe tomar la decisión de creer o no en lo que lee. Si bien podríamos consentir que cada persona juzga la utilidad de la información respecto a lo que podemos denominar «su criterio» ¿que sucede cuando dicha información es «pre-seleccionada»? Recientemente a tenido lugar un debate respecto a si Google debe o no eliminar de los resultados de búsqueda las páginas consideradas sitios de odio (Hate Sites), la controversia tuvo lugar luego que en el diario estadounidense The Guardian se publicara un artículo que hacía referencia a un tema del cual se viene hablando cada vez con mayor fuerza: El como internet se está convirtiendo en una Burbuja Informativa. Anteriormente se había criticado el sistema (algoritmo) con el que Facebook decidía mostrarnos solo la información que queríamos ver, aislándonos de la realidad mucho más diversa de opiniones. La historia se repite ahora con Google.
Cuando se consulta al buscador «Did the Holocaust really happen?» (¿Realmente sucedió el Holocausto?) más de uno podría sorprenderse con los resultados. Para esta búsqueda en países como Estados Unidos, Francia o Reino Unido, es posible que la respuesta sea: No.
Cuesta imaginarse que en el siglo XXI aún existan personas que duden de la realidad de lo ocurrido. Está bien, sabemos que existen algunas personas así. Lo que tal vez nos cueste trabajo comprender sea el como los ingenieros de Google una vez informados de este particular incidente decidieron que no se podía hacer mucho al respecto.
Todo el contenido es medido con la misma regla, si estos sitios tiene una penetración tan profunda en los resultados es porque saben realmente como funciona el buscador. Entre las causas que pueden llevar a la remoción de un sitio de la lista de resultados está el que albergue contenido ilegal, malicioso o que se valga de trampas para escalar en los resultados. Los anteriores no son los casos, estos sitios son conocidos popularmente como páginas de desinformación. Su número es grande y los campos sobre los que tratan no tienen límites. Hoy en día existen desde periódicos de contra información hasta medios antivacunas.
La censura nunca es la respuesta. En el 2014 IBM cálculo que cada día en se generaban 2.5 trillones de bytes de datos, esto es toda la información generada por la humanidad desde sus inicios hasta 2003, cada dos días. Y la velocidad tiende a aumentar conforme el acceso a internet se hace cada vez más corriente y barato. En el 2016 el Banco Mundial estimó la penetración de internet en 43,3% de la población.
Evidentemente las diferencias entre las naciones desarrolladas y las que están en vías de desarrollo es enorme. Solo en India la población sin acceso a internet se estima es de mil millones de personas. Ante este panorama la pregunta ¿Realmente sucedió el Holocausto? adquiere un nuevo significado. Más allá del dolor y de la injusticia, ahora hay que sumar a la incertidumbre. La ignorancia y la sabiduría de muchos es administrada cada día por Google, sin embargo la culpa no es de la información. Tal vez suprimir este tipo de resultados nos lleve nuevamente a la paradoja de la burbuja informativa. Es tan peligroso limitar las fuentes de información, como lo es confiar en solo una. No debemos cerrar los ojos confiados en el sentido común para luego despertar un día sorprendidos en un mundo que duda de la realidad del holocausto. Ya lo dijo Voltaire:
«El sentido común, no es nada común.»
¿Es la información buena o mala?
Nuevamente la pregunta parece descabellada, pero no olvidemos que formamos parte de una civilización que a quemado sus propios libros desde su más tierna infancia. La pregunta sobre el carácter del conocimiento es la pregunta sobre nuestras capacidades para conocer, para juzgar y valorar la información.
El holocausto fue real. La próxima vez que se le ocurra dudarlo solo mire un mapa, la mayoría de las fronteras europeas fueron moldeadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial y son consecuentemente la huellas más visibles de aquellos grandes errores. No necesitamos otra burbuja informativa, necesitamos más educación, más pensamiento crítico y más información de calidad, para llevar hacia la luz a las mentes del mañana.